Sin que nadie lo supiese, ni si quiera su marido, esta casada infiel ha decidido apuntarse a un casting porno. Ella lo hace por dos motivos: por dinero y por su afición al sexo. Y es que su esposo ya no se la folla como antes y necesita probar algo nuevo y morboso, por lo que encima va a cobrar. Así que tras una breve entrevista, prepara su trasero para la escena, ya que va a dejar que ese desconocido le abra el ojete a pollazos delante de las cámaras.