Parece que últimamente el jardinero anda algo vago y como no, esta casada tetona tiene que hacer algo para lograr que se ponga manos a la obra. La madura se acerca a su trabajador y le pide que mueva el esqueleto, aunque eso si, lo hace con un incentivo muy grande. Y es que la señora acaba seduciéndole con ese cuerpazo que tiene, hasta terminar follándoselo al aire libre y logrando conseguir que espabile, además de disfrutar ella misma de ese pedazo de rabo.