Algo tan rutinario como darse una ducha, Dani Daniels es capaz de convertirlo en uno de los momentos más morbosos del día. Y es que esta morenaza al verse desnuda y al tocar su delicada piel, acaba tan cachonda que no puede evitar masturbarse allí mismo. Para ello, se ayuda de su grifo y de ese chorrito de agua que tanto placer le da, mientras apuntsa hacia su clítoris y llega a correrse varias veces, espatarrada y gimiendo como nunca a solas.