Los métodos de este profesor son muy particulares y esta joven bailarina lo va a comprobar en sus propias carnes. Cuando hace mal un movimiento, la corrige y de paso la castiga, azotándole el trasero con fuerza. Al principio le dolía, pero ahora hasta le gusta y en la última clase, sus «castigos» han ido a más. De hecho, la chica ha terminado en el dormitorio de su profesor, a cuatro patas y lista para dejarle follarse su culo, que deja abierto a pollazo limpio.