Aunque nunca rechazan un buen rabo, estas dos amigas no tenían ganas de salir y ver como decenas de chicos se restregaban sobre las dos. Así que decidieron quedarse en casa y ocuparse ellas mismas de llegar al orgasmo. Lo hicieron desnudándose y enrollándose en el sofá, donde se comieron los coños intensamente, corriéndose y gimiendo de lo lindo con la experiencia, ya que nadie como ellas para estimular sus clítoris.