Hace poco que esta mexicana se ha hecho masajista y poco a poco le van viniendo clientes. El problema es que el último que fue a su consulta, acabó empalmado sobre su mesa y cuando ella vio el tamaño de su rabo y el bulto bajo la toalla, tuvo que mirar. Al verla, en seguida quiso sacarle brillo y al final, le ofreció unas mamadas bestiales que sin duda, relajaron al chico como nunca.