Después de coger unos kilos de más, mi madrastra quería que le echase una mano para hacer ejercicio. El problema es que ella no podía seguirme el ritmo y quería hacer algo que además no fuese tan aburrido como era correr. Así que una tarde y con sus leggings puestos, apareció por mi cuarto y se metió en la cama, hasta agacharse a por mi polla para chuparla. Quería sudar pero moviendo las caderas sobre mi polla, así que al final le seguí la corriente y los dos quemamos calorías dándole al sexo juntos.