Para hacer la partida de poker más amena, esta rubia apostó con su padrastro algo fuera de lo normal. Si perdía, debía quitarse las bragas y dejarse follar y al final, perdió la apuesta. Ella pensaba que el tipo no iría a cobrar por haberle ganado, pero sin duda lo hizo y al final, le metió el rabo por el coño y la hizo disfrutar como una perra en celo.