Mientras observaba a su amiga con esas mallas ajustadas y grabando un vídeo sobre yoga, este chaval no podía evitar fijarse en su culito. Ella pronto se dio cuenta y al final, le dejó acercarse y meterle mano en el mismo suelo. Pronto el chico acabó rompiendo esos leggings para acceder a su coño, el cual acabó probando con su rabo, mientras la jovencita no paraba de gemir de gusto con ese polvete improvisado que tanto disfrutó.