Sabe que su mejor arma con los hombres, son ese pedazo de ubres que tiene y por eso, no duda en usarlas. Aun así, no siempre consigue llevárselos a la cama, quizás por estar algo gorda. Pero por suerte, a este madurito le gustan con curvas y tras convencerlo de ir a su casa, se la pone bien dura y termina desnuda en el sofá, gozando de su rabo y del polvo que acabó por meterle.