No hay nada como un buen disfraz para poner a tono a un hombre y con mi nuevo y joven ligue, decidí usar uno de policía sexy. Con esa falda y el tremendo escote que llevaba, intenté hacer el papel de autoridad, pero al final que me sometió fue el chico. Terminé a cuatro patas en la cama y pude comprobar como con un simple traje, lograba motivarle como nunca y convertirle en todo un semental.