Como buena italiana, a Valentina Nappi le encanta la pasta y estuvo un rato en la cocina preparando su plato favorito para almorzar. Pero cuando al fin había acabado, no pudo evitar comenzar a meterse mano a solas hasta subirse a la encimera y quitarse toda la ropa. Se abrió de piernas y sacó uno de sus consoladores favoritos, para masturbarse el coño y gemir de lo lindo con cada orgasmo que ella misma se iba provocando.