Necesitaba sofocar mis ganas de sexo, así que fui a un sexshop y me puse a ver porno a solas en una habitación. De repente escuché ruidos y al mirar, me di cuenta de que me encontraba en un glory hole, de donde acabaron saliendo dos pollones negros. No perdí el tiempo y me agaché para chupar esas dos enormes vergas, para luego apoyarme en la pared y follármelos a ambos por turnos, hasta dejarles correrme en toda mi boca.